LOS ÁNGELES DEL ARROYO 589
—Pues eso es... ¿Cres tú que solamente los ingenieros
transforman un terreno intransitable en un camino. ancho
y cómodo.
Sin duda ella le diría que eras un chico decente, fino y
estudiante de ingeniero y la madre se volvió loca más que
la hija.
—Pues dos días después, nos sorprendió estando ha»
blando en el portal.
—Era de esperar.
—Y Virtudes me presentó a ella como el joven que la
había auxiliado cuando su caída, y mandádola el médico
y la caja.
La madre, la señora Anatalia, me dió las gracias y mue
Ínvitó a subir a su sotabanco.
Yo no quería otra cosa y...
¡Cayó el pez en la remanga! —exclamó Arturo riendo,