Se estrujó las manos, como si
amor,
Samiento cruel. ee
—+¿Necesitas algo, hijo mio?
—No, madre mía, nada... ¿Y tú?
Ma estilográfica, le dijo:
—¿Qué es, madre?
—Es... para ayudarte; fírmalo.
Decía así: y
SENDA DE REDENCION 0
—Firmame ese papel. E
Mario, extrañado, desenrolló el pliégo. :
Y con gran sobresalto de su madre se puso a leerlo,
a.
369.
entre ellas aplastase su:
1
de
A
|». TéYo?... Sólo quiero una cosa, hijo de mi alma.
Sacó el: rollo de papel, lo pasó por entre el enrejado, y,
dándoselo a Mario, al mismo tiempo que le alargaba una plu-
Ñ EN A
e
1e
La voz de su madre le ahuyentó, por un instante, el pen:
“Yo, Mario Fernanflor, detenido por supuesto' crimen,
en el reservado vi cómo huía de él la que era mi prometida,
olores Adalid, que estaba con don Leandro Castrejuana.
Era ella, sin duda ninguna, pues aunque no le vi el ros=. 0
«to, la reconocí por la espalda, y para mayor seguridad, al.
Ma de un dije
'P a detenerla, corriendo tras ella, mis pies sé pusieron enci-
- Declaro, pues, para dolor de mi co
on:don Leandro Castrejuana.
Madrid, fecha ns A
Senda de redención - Folletín
Bre al cuello mi prometida Dolores Acalid.
2
razón
| “Sa mujer que no supo ser fiel a la fidelidad
Olores Adalid y no otra mujer la que estaba en el reservado
Nip
que, con el retrato de su madre, llevaba siem-
y vergilenza de
jurada, que era.
1
nd
, Cuad, 47
A
declaro de mi propia y espontánea voluntad: Que al entrar 4