SENDA DE REDENCION' > 493
Poner en la Ao sintió que el prazON se OS una pun-
-Zada cruel. EE |
¡Pobre madre! ¡No tener para pagar! e en la calle, E
_ Precisamente cuando su hijo 1o podía defenderla! ¡Acabar
sus años de manera tan mi iserable e desconsiderada, sin ho-
, sola!..: : de
La no! Yo no puedo permitir semejante naco
olores. a - cs : :
Tomó el mantón, cogió dla (de: aquellos billetes due
a Mario: se le antojaron. el precio de su deshonra, precisa-
cotatiddl y rápida, encendida de dolor, se fué a la calle,
: ¿Adónde iba? : pa
A salvar a la señora Marta, a entr egarle dinero para que.
pagara los recibos atrasados, para que pudiese comer y vi=
vir tranquilamente mientras su hijo permanecía en la cárcel. |
De momento, lé daría quinientas cdciad a le iría pasó
pasando una pensión. mE
Los hondos sentimientos de mujer buena que Apliiban
-a Dolores salieron al oír la miseria de la madré de Mario.
Y Dolores, que se había visto acusada por aquella mujer, E
que no podía olvidar la escena cruel a las: puertas - de la
- cárcel, “ni los terribles pronósticos que fe hiciera aquella
madre, ni las graves ofensas que le infirió... , en vez de a :
ver mal por mal, iba a salvarla.
En la calle tomó un taximetro y dió las señas. de lá casa.
de Mario. Pero en el interior, mientras. el pacto rodaba, lo
pensó con detención. al
- La madre de Mario no. le aa el fa ]
Lo que Dolores hacía como una: obra de amor, sería in Ad
terpretado por la señora María como uná obra de venganza,
como una bofetada, como: una terrible lección con que Do-
lores OS a la crueldad de e lla dol crecida E
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