2486 JUAN DARIO
—Aún tardará.
—Gracias.
En vista de éstas manifestaciones, el juez fué a ver si
ya había sido operado Chiribita.
Tampoco él limpiabotas estaba en condiciones de po-
der hablar, y el juez se consumía de impaciencia ante el he-
cho de tener que esperar cuando precisamente era: dueño
de los cabos de aquella madeja.
Tanto esperó, que llegó autes Papá Noel, acompañado ]
de Jacinto. ,
—Ahí fuera le tienes.
—Gracias; quédate aquí; voy a interrogarle.
El juez se entrevistó con Papá Noel.
—Ante todo le ruego que me dispense por haber orden ado
su detención.
—¡Oh, no, señor!
—Son medidas prudenciales que el juez debe tomar hasta
esclarecer los 'asuntos.
—¡Ojalá pueda usted hacer luz en éste! :
—Creo que lo conseguiré. ¿Tiene usted inconveniente en » ¿Ñ
ayudarme? +
—Ninguno, señor.
—Entonces, me voy a permitir interrogarle.
—Estoy por entero a su par
Gracias.
Quedó un momento pensativo y de súbito A
—¿Recuerda usted de algún individuo llamado Sebastián
* que pueda tener vivisimo interés. en perjudicar a usted per-
sonalmente?, -
Papá Noel, ante lo inopinado de aquella pregunta, bras
-dó perplejo. ES : ESA
¡Sebastián!
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