SENDA DE REDENCION QA
El mismo Papá Noel le empujó hacia: la puerta, de pri-
Sa, porque no quería que el niño sorprendiera su emoción.
Cuando el niño se marchó, Papá Noel > pa
y meditabundo.
«Así le encontró Juan al. llegar.
Pero a Juan no le extrañó; creyó que Papá Noel A
pensando en su hija muerta, en la a tragedia del niño, en el
hundimiento de su hacienda, en sus. propios dolores.
Grande fué, por tanto, su sorpresa cuando le oyó decir:
—Juan, ¿qué querías sugerirme respecto a la Fortuna... e
esa gente? x :
—Sí, sí, señor; quería decile que... ¡Oh, doy gracias a
Dios por haberle tocado el corazón, señor!... >
- Juan, si hago algo, no será por mí... Ha venido tu sobri-
Mito, a pedirte algo; están muy. necesitados; les ne remedia-
-do' como he podido... ss y
- —¡Oh, señor, cómo le estoy. reconocido! o
—Calla, calla; tú y yo somos como hermanos... Pero ese
Caso me ha hecho reflexionar; la fortuna que usurpa esa
sente sin corazón es grande... Con ella se podría remediar
Muchos males...
- —La miseria del señor lo primero.
—No; eso, lo último. Antés, los que sufren. ¡Cuántas lá-
- Stimas se pueden enjugar con esa fortuna! ¡Cuántos desva-
a lidos po ser Se con una pequeña parte de los bie-
¡Por ellos, Juan;
- Por Ellos lo bra ¿Cuál es se suge ia ' ¿Qué querías. de-
irme?
=-¡Oh, señor! Por fin vuelve usted a la realidad.
¿Qué era lo que querías decirme? o E
Hay que buscar un- buen ab ogado, -señor, y- echar el
Asunto por los tribunales. La fortuna es del señor; muerta
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