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mejor amigo, y estoy seguro de que, cuando vaya a Madrid,
Que iré, dispondré de usted por entero...
—¡ Amigo mío! Cuente usted con ello.
—Amigo del alma. Además, por si no bastase la amistad,
yo tengo con usted y con Marta úma deuda sagrada. Debo
0 Pedir pertión a esa mujer admirable.
Marta no sólo lé perdonará; sino que le restará agrades
V Cida por siempre.
¿ —Lo anhélo.
1 —¿Y si en esos dos días no la encontramos? É
—Si eso, que pudiera ser, Ocurrese, usted saldría para
Madrid y yo no cejarta hasta dar con ella.
Ñ —¡0h! ¡Gracias, gracias!
y: —Ast que la encontrara le escribiría a usted, y a ella la
h Pondría en camino de Madrid, pará lo cual necesito que 1s-
¡EN ted me escriba una carta diciéndomelo que me lo ruega.
Po —La escribiré, sí,
e —Ojalá no tenga usted que escribirla. Sería buéna señal.
: Establecida entre los dos jóvenes una corriente de sim=
patía, de verdadera amistad, Juanito se sinceró con él y le
3 Contó la historia de sus amores con Marta, tan triste, tan
| llena de contrariedades. ó
V El pintor le escuchó con atención e interés, y después le
dijo que él no tenía historia de amores. Joven, con dinero
q ,
había procurado divertirse por todos los medios, sin ena-
Mmorarse jamás de una mujer.
—Ya le llegará'a usted sú hora. Todos tenemos nuestro
gran amor.
¡sl No siento impaciencia. A un amor, prefiero una amistad.
e Es nás verdad, más espiritual. N E
Acabade ta comida, los dos amigos Miciaron sus ges.
tiones.