LAURO LAURI
don Juaa Manuel cuando se enterase que el agente ha-
lo libertado?
“¡e pedirá cuentas, y yo no podré dárselas,
¡Qué corto se le ed el 1 día! ¡Qué pronto llegaron las somm-
bras de la novhie!
“Esta noche me matará el señor, si yo dejo que me mato” s
musitaba sin cesar, mientras acariciaba la culata de ún re-
vólver: que había sacado de un baúl,
No se acostó, sentándose en el borde de su cama de ma-
dera,
“Le esperaré aquí.”
Algo más de la una de la madrugada sería cuando se ador-
miló, mas pronto despertó sobros saltado,
“El es!”, susurró al ver una sombra en la puerta de su
alcoba.
No se engañaba. En la puerta, como una figura astral, se
hallaba el ladrón misterioso.
-—Buenas noches—saludó al mulato, que a pesar de tener en
el holsillo,un arma temblaba como el inocente jilguero entre
las e
—Buenas noches, señor—+repuso el mulato-—. Le estaba es-
perando con impacic nela,
+ ¿Qué ocurre? pa
—(Que esta mañana han registrado nuevamente la casa y
han encontrado a don Adrián.
¿Jue le han encontrado? ¿Que le ban ent outrado sin que
alguien les haya enseñado el camino?
-— 31, Señor,
-—Te noto muy nervioso;
n | : AS A
—¿ 0 TIQUTAs que 4 M1 se me puede engañar tan faciimente
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y
como a Tú, al verles, te has llenado de pavor y