LA LEY DEL AMOR
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ponoce por el misterioso, el cual sieue dando quehacer a
la Justicia.
¿Recuerda también usía que se habló de una jóva que
no fué hallada en casa del magnetizador” Un maenífico collar
cle rubíes, que decían fué robado 4 una emperatriz abisinia,
—En efecto, parece que quiera recordar...
—Bien—dijo don Javier Solana—, aquel collar lo tier
A ,) 1
ne esta
señora,
Y señaló a la amante de don Juan.
il juez clavó en Josita sus aeerados
—EUntrégueme usted esé collar—le dijo,
—¡Mi marido no lo.) o, robado!- “tartamudeó Josita—, Me |
lo ha comprado en una Joyería,
Y desabrochándose el lujoso abrigo fué a sacar el collar
de rubíes, pero sus'manos no lo hallaron, Miró al suelo, y
nada. El collar había d
esaparecido,
—¡ Me lo han robado! -diJO con stadlecido acento Poy XI
salir del paleo lo Hevaha puesto. Que lo diga este señor;
Y señaló a don Javi r, el cual sonrió eón sarcasmo, Indu-
dableriente que 14 Señora se lo había quitado con mucho di-
simulo y se lo Había dado a su marido,
DI juez hizo un eosto de incredulidad ante la afirmación
de que se lo habi robado.
. nm] 5 * . >» .
— El rormbré Veo “ul esposo ? INOVWIT1O - ¿CQulere usted de-
errme el nombre de «y esposo?
—Juan Garcia: Pero no ex mi esposo... Ex 1) ama
Y dónde vive?
» Wraniuez. ón una casita a orillas del Tajo
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