LA LEY DEL AMOR 1149
r
¿Qué es esto? ¿Qué me ha pasado a mí? ¿No estoy
Muerto?”
Notóse sumido nuevamente en la inconsciencia, Un agudo
dolor le despertó. Era de día. Frente a él un hombre le miraba,
Debía de ser un médico,
Nada le dijo. Don Juan se calló,
Estuvo más de una hora sin hacer el menor movimiento:
Le dolía la herida.
“Me tienen en la sala judicial —musitó—. De aquí me lle-
varán al hospital de la Cárcel Modelo.”
(Quedóse unos momentos abismado. Un doloroso gemido le
sacó de su abstracción.
Miró en torno, suyo y vió al que se había quejado. Era
un hombre de avanzada edad, que tenía todo el pelo blanco,
Don Juan le miró con fijeza y vió cómo se llevaba un dedo
a los labios.
“¿Qué me dice?—preguntóse—, ¿Quí me dice ese hom-
bre?”
Su cabeza no estaba fuerte y volvió a quedar aletargado.
No haría un cuarto de hora que estaba así cuando acer.
cóse a su cama un ayudante de Medicina.
preguntó a una Hermana
—¿Ha vuelto en sí este hombre?
que andaba por allí,
—No lo he notado—repuso la religiosa—. Quizá lo sepa el
que ocupa la cama número 12, $
El ayudante acercóse al mencionado paciente.
—¿Ha vuelto en sí ese hombre?—le preguntó.
-—Unos instantes, señor
—¿Qué ha dicho? ¿Se ha quejado?
—No, señor. Ha mirado a todas partes, pero no ha despe-
gado los labios para hablar.