1190 LAURO LAURI
Amaneció un día frío y Muvyioso, con un aire que agrt abi
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la arboleda.
—¿Qué hacemos, Mercedes ?—inquirió Marilina,
-—Mira, ante todo, llamar por teléfono. Quizá alguno de sus
amigos sepa dónde está. En caso negativo, telefonearemos al
Juzgado de guardia para que nos manden un agente:
-—Me parece muy pronto para llevar. el asunto al terreno
judicial. Quizá se incomode cuando se entere.
—No haremos nada hasta la tarde, por si viniese por la ma-
ñana, .s
Y ésta transcurrió sin que Marilina tuviese. noticias de
su esposo: El nombre de don Juan Manuel Aracil no se:apar-
taba de su: mente. ¿Y si Mercedes fuera y hablara con Ma.
nuel? La casa de la calle. del Rollo tenía muchos escondites.
—Mercedes—le dijo de pronto—, ¿y si fueras y hablaras
con Manuel? Quizá él te pusiera en. antecedentes. Quiera de-
cirte que de saber algo quizá te lo dijera.
——¿Quieres, entonces, que me acerque por allí?
—Sí, sí; te lo agradeceré en el alma. Y si; Manuel no sabe
nada, encamínate a casa de Adrián Topete y le dices que vas
de parte mía. Es muy caballero y te atenderá. No tardes en
regresar, que estoy que se. me puede ahogar con un hilo,
Mercedes no tardó en salir, dirigiéndose a la calle. del
Rollo, no hallando en su casa a Manuel y sí a Jeromo, que
la recibió consu nativa amabilidad,
—¿Qué le ocurre a la niña Mercedes?
—Me manda: Marilina a hablar con don Manuel, Don Al-
varo no ha 'aparacido por casa desde ayer por la mañana,
—¿ Y cree la niña... ? :
—(Que puede estar en poder de don Juan Manuel. Si es así,
a ella no le importará dar el dinero que le pida por su rescate
y por que no se le haga el menor daño,