LA MEN DEL AMOR 1221
“4; Norte Mevasiad chófer? Me quedaría más tranquila.
—No, vo Yaisabes queme gusta conducir.
Y se sentó al volante, poniendo .en-marcháa el motor.
“No la he besado.ni la beso”, murmuró mientras pisaba
con fuerza¡el acelerador. rn
¡Después de: una, breve carrera hallóse en Aranjuez, dete>
niéndose en un surtidor de gasolina para aprovisionarse, de
ella. "
—¿Cuánto ler debo ?--preguntó, mientras sacaba la cartera y
de; ésta un, billete.
Hallábase recogiendo ls. suelta cuando sintió que uná
Mano, se apoyaba en su hombro,
—¡Señor Malaespina!—díjole el acróbata, pues éste era el
que se hallaba detrás de él,
—¡Señor Estanislao!
—¿Qué hace usted por aquí? ¿Acaso iba en busca mía!
—No se equivoca, manito. En su busca iba para decir
ya tenemos un circo en Madrid.
Que mé dice? ,
Lo 'que oye. Mire las escrituras notariales.
Y sacándolas de una cartera se las mostró.
DI htmeiro alesróso infinito y subió 'al auto de Malaez-
pi. Un momento después hallábanse en un corralillo. donde
se entontraban log carritos y lós “artistas dle la compañía
acrobática. Isabel, al ver a don Alvaro. no pudo reprimir un
movimiento de sorpresa.
«¡ Don ¡Alvaro!>—tartamudeó:
Don Alvaro; que ha venido a traernos la: suerte. Wira, aquí
están las escrituras de,un cireo que para nosotros ha compra:
do.én Madrid,
Isabellas leyó detenidamente v,mus lindas mejillas se pu-
sieron como dos amanolas.