LA LEY. DEL: AMOR 1303
No-lo nombraba, pero-en su espíritu se estaba: librando
una terrible lúcha entre las fuerzas del Bien: y las del Mal,
“¡Mata.a tu esposo y' recupera a tu hijo, que es tu 'san-
grel—le aconsejaba el: Mal—. ¡Mátalo; que..es 'un- tirano
Para ti!” ¿
“¡No manches tu alma con un crimen!—le musitaba el
Bien—, No la manches, que Dios es justiciero y noO tendrá
Misericordia de ti el día que te llame,a su presencia, ¡No la
Manches, Marilina!” >
A continuación una tercera voz, sarcástica” y estridente,
Parecía decirle:
“No hagas caso de tu hijo ni te acuerdes-de él. Si lo han
matado, bien muerto está. Te: has quitado una carga de en-
cima, y tu marido, al verte sin tu “manchá”, te. querrá con
locura y te hará obsequios con mucha frecuencia. Tu marido
es muy rico. Tu hijo no tiene ni el cariño de su madre.”
Todos estos pensamientos martilleaban su cabeza, que le
dolía horriblemente.
“Parece como si'con un mazo me golpearan el cerebro”,
Musitó.
Y se asomó a uno delos balcones que daban al jardín.
“Quiero. respirar el aire fresco del atardecer para ver si asi
se. me despejan los sentidos.” '
Anochecía y hasta ella llegaba el perfume de las florés.
“¿Qué perro es aquel que anda por entre los arbustos que
hay a la orilla del estanque?”, preguntóse.
Lo miró 'con fijeza y llamó a Mercedes.
—¡Mercedes! ¡Merceditas!
Acudió Mercedes, que dirigió la mirada al lugar que le
indicaba Marilina.
—¡El “Morito”!-—exclamó, agarrándose a los hierros del
baleón—, ¡Es el “Morito”!