Capítulo CXL
LA SOMBRA DEL NIÑO
ora es ya de que busquemos a Merce-
des y la hallemos en la Huerta del
Obispo. Allí habitaba en la casa de
un matrimonio que antes había es-
tado el marido trabajando en la
Quinta de la Fe.
: Al VHevarse Manuel a Marilina,
pensó que don Alvaro se iba a poner
ton ella como un lobo, y cogiendo su ropa y su dinéro huyó
Puando apuntaba la aurora. '
Al filo de las ocho llegó.a la casa del señor Blas, como así
Ñe llamaba el huertano. Este ya se había marchado a traba-
jar, pero fué recibido por la señora Mariquita, la cual lo
abrió los brazos.
—¿Tú por aquí, tan.temprano, hijita mía? ¿Qué pasa por
allá?
“Que me ha reñido don Alvaro por una insignificancia, y
yo le he pedido la cuenta.