LA LEY DEL AMOR 1387
Misterioso, y empleará mil medios para conseguir su propó:
Sito,”
A su lado iban el llamado Manrique y otro agente apelli-
dado Alvarado,
“Tendréis que soltarme, puesto que me haré el loco”, mu-
SItÓ Aracil.
No tardaron en llegar al Juzgado. Manuel se estremeció
Al pisar aquellas habitaciones en calidad de detenido. .Jerómo
"eguía silencioso, sin despegar los labios para pronunciar una
Sola, palabra.
No tardó en ser. llamado este último: a. la presencia, del
Juez,
Después del interrogatorio de ri gor el juez le preguntó si,
demás de don Manuel Aracil, habitaban en la casa el padre
Y el hermano de aquél
No, señor—respondió Jeromo—, Sólo habitamos en, ella
don Manuel y un servidor de su merced.
¿Y tampoco van por allí?
SÍ, señor; pero muy de tarde en tarde. Hay ocasiones en
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¿Y por dónde entran?
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Por la puerta, señor.
ul juez acaricióse la barba y movió la cabeza en, forma
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y eres un pillo muy grande, al que tendré que meter en
a Cárcel —le amena 0.
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“romo no ha hecho nunca daño. Haga de él lo que quiera
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lo que tú quieras que haga. Ya sabes que hace tiema
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10 y el magistrado continuó*
Hara cosa: de un mes que dentro de esa tasa dispararon