1410 LAURO LAURI
de la: que también cogieron un colchón, una sábana y 0%
mantas. Todo esto fué bajado al subterráneo.
El misterioso, a pesar de su fiebre, aún tuvo fuerzas Paté
empalmar el hilo en los cables del piso superior y dar uni
hermosa luz a las habitaciones subterráneas, las que momel”
tos antes sólo estaban alumbradas por los mortecinos resplal”
dores del quinqué.
Al terminar, sus fuerzas se agotaron y dejóse caer en €
sofá.
]
—He hecho un esfuerzo superior a mis fuerzas y ya no puedo
sostenerme, ¿Qué tal estás tú?
-—Muy bien. Tan bien que si tú quisieras saldríamos esté
misma noche de aquí.
—Aún estoy muy débil. No me atrevo, Blanca. ,
Esta le puso una mano en la frente y notó que tenía mé
fiebre que por la mañana,
—Tómate la medicina—le aconsejó B ló: a Nieves. HO)
no lo has hecho, ]
Juan Manuel la tomó, y a los pocos momentos dormi?
arropado con dos mantas que le puso encima Blanca Nieve?
Tuvo bastante fiebre, pero al amanecer empezó a desp?”
jarse. Blanca le siguió dando la medicina, y aquella noche, *
falta de otro alimento, le dió unas galletas mojadas en yino
de Jerez.
Al día siguiente se encontró muy mejorado, casi sin fiebre:
—¿Y 8l nos arriesgáramos esta noche?—le propuso Blan?
Nives mientras almorzaban—. Tú yá puedes moverte y anda!
por la calle,
Juan Manuel —quedós e silencioso, como si no le agradast
mucho la proposición de su cuñada. Esta se lo notó por W”
leseado.
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