LA LEY DEL. AMOR 1445
—¿Qué te pasa, que tienes cara de haber llorado?
E Marilina le miró y le notó también alterado y muy ner-
VlOSO,
—¿Qué te pasa a ti?—le preguntó a su yez.
—No me pasa nada.
—Ni a mí tampoco—repuso con cierta aspereza.
=¡No, no! A ti te ha pasado algo, puesto que has reprendido
4 doña Ursulá sin haberte hecho ningún motivo,
Marilina hizo: un gestó de indiferencia.
—¿Qué quieres ?—inquirió—, ¿Que le pida perdón? ¿Serías
“apaz de humillarme hasta ese extremo?
<=No, pero dime que has hecho mal y yo se:lo pediré ex
Ul nombre.
—¡Jamás! El perdón debes pedírmelo tú-a mí por el dañe
Que me has' causado. y
—¿Que yo te he causado daño? ¿Quieres explicarte”
—No hace falta-que te lo. explique—repuso' ¡Marilina con
ALCASMO:
¡Y a tittehace falta que yo te explique algo?
Marilina no contestó, y su esposo sonrió al ver que "el tiro
había dado: en el blanco,
—Terminemos—dijo+=, Otro día hablaremos más despacio.
Hoy 010: to digo más quevesto: que doña Ursula no-sale de
aquí,
—Que no salga, pero yo mo la quiero a mi lado..Me'es muy
Mtipátita.
—Tú lo que quiéres; es quedarte sola para que nadie «vigile
ls acciones.
<Wada-de ezo; querido. Y para que veas que estás equivo-
“ado, de hoy en adelante me vasca levar a tu ladova todas
Partes,
Unas veces saldrás conmigó y otras te quedarás en Casa.