Full text: [1] (1)

1446 LAURO LAURI 
-—Muy bien. Entonces, saldré sola. No necesito salir con la 
niñera, 
Brillaron los ojos de don Alvaro, pero no despegó los lar 
bios para contestar. 
Marilina también se calló, y a los pocos momentos vió 
sali» a su marido. 
“Mi esposo está enterado de mi deshonra. No puedo re- 
criminarle por su delito, Si él quiere a otra mujér, yo amo 4 
atro hombre, Es la ley del amor.” 
Miró al jardín y le vió hablando con dos jardineros. 
“Hablan de las flores—dijo al ver que señalaba a uno de 
los invernaderos, Querrá que le hagan un ramo para mad- 
dárselo a su amante.” 
Y observó, dando pábulo a sus sospechas el ver que estd- 
ban confeccionando un hermoso ramo y un muchacho salía 
con él a la calle. 
“No me cabe la menor duda. Es para ella.” 
Aquella noche no salió don Alvaro, pero a la siguiente le 
vió que sacaba el coche del garaje, diciéndole, a modo de 
despedida: 
—Me marcho a los montes de Toledo con unos amigos. No 
te llevo porque hace un tiempo infernal, ] 
No mentía don Alvaro, ya que un viento huracanado agl* 
taba la arboleda y densos nubarrones amenazaban dejar caék 
sobre Madrid un enorme aguacero. 
Marilina nada dijo a su esposo, y éste no tardó en baja 
la escalera provisto de una escopeta y un morral, 
Hizo subir al perro y él se sentó al volante. 'A' través de 
los cristales del balcón vió Marilina desaparecer a su espos0 
en las sombras de la noche, , 
“No la creo—musitó—. No creo que vaya adonde dice.” 
Y, poniéndose un abrigo bajó a los pocos momentos *
	        
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