LA LEY DEL AMOR 1571
-—Mi hermana ya está con su marido, y yo estoy 4 mal con
los dos. Bien dicen que el que se mete entre marido y mujer
es el que pierde, pero a mí la sangre me tira mucho,
Aquella noche se quedó allí, y él fué quien le sirvió ls
cena a don Alvaro.
-—(Juiero que tú seas mi mano derecha—le advirtió,
Al día siguiente don Alvaro permaneció en la cama haste
las diez. Algo más de esa hora sería cuando, a petición suya,
“Tejerita” le llevó el desayuno.
y le saque de
y
—El señor me dirá cuándo quiere que le vista
aquí.
¿Qué tal está el tiempo? le preguntó—. Aún no me has
dicho el día que hace,
—Bastante peor que ayer. ¿No oye usted silbar el viento es
el jardín?
—¡8í, sí! Está bien. Ahora no quiero nada. Déjame dormu
hasta las doce y tú no te muevas del despacho. Si te aburres
toma una novela,
-— Así lo haré, señor, S1 necesita algo, llámeme.
Y el antiguo legionario salió de la habitación, inientras
don Alvaro trataba de dormirse nuevamente,
“Es inútil —musitó—. Morfeo no: acaricia mis sentidos.”
Y ge puso a pensar en Marilina, la cual no había entrado
aún a darle los buenos días.
“No me quiere, ni me ha querido más que cuando ha ne-
cesitado algo”—-monologó.
En aquel momento oyó sonar el timbre del teléfono y se
quedó unos momentos escuchando.
“¿Quién será?”, se preguntó.
Transcurridos unos instantes oyó el taconeo nervioso de
Marilina. Al entrar en la habitación y verla tan pálida se
asusto,