LAURO LAURI
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nada Anora mismo vas a decirme todo
lo que has visto, sin ocultarme el más insignificante detalle.
Bien. Hoy se ha acercado un señor a doña Marilina y ha
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estado hablando con ella durante largo rato.
=—¿ Y no sabes la que le ha dicho?
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NO, señor; pero no ha debido darle malas noticias, a ¿uz
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gar por el júbilo que demostraba al escuebarle,
¡Y Margot? ¿Estaba la doncella cerca de ellos?
¿No ¿Has dicho que no ¿Acaso la mandaron (qu
de.
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Bci I2LOTÓO, pero algo daebjeron decirté cuando ella se alejó
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Don Alvaro Dadaecio.
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“No.me cabe la menor duda. Ha estado bablando con su
amante”, MUsitó.
ra lo dió gunos detalles más, que acabaron de en*
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cenderle la sangre,
—Al despedirse de él sonrió y le estrechó la mano, Las fac*
ciones de aquel hombre no me son completamente descono”
cidag, .
—— Hs J¡AOTreno, Con los 0108 IQUY LEOgros f
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m1, Senor.
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AWMiraba al Lodáas Partes com 0JOs encendidos, y j ejera »u
calló, temiendo que a SU 5 ñor le diera un ataque. Le hablo
de otras cosas y logró distraerle.
Y llegó la hora ae la cena. Marilina sentóse enfrente de
su esposo y la mirada de los ojos azules chocó con la de los
. ] ] les
0JOS as azabache
— L'e noto muy triste—le dijo su esposa, después de resistil
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loque de su mirada.