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LA. LEY DEL. AMOR 1661
—¡Menudo paso lleva el mozo!-—exclamó-—, ¡No de alcan-
zan ni dos galgos muertos de hambre!
Mi padre está majareta, y no sabe lo que hace ni lo que
dice,
—LP'u padre sabe más que tú, y la prueba es que se te ha
Cscapado con el dinero,
=-¡ Y si al menos supiera aprovecharlo!... Pero ya. verás
“omo todo se lo gasta entre amiguitas y amigotes.
— ¿(Quién le ha dado ese dinero?
—Un servidor-—dijo el “Señorito” levantándose de la ban-
Queta donde estaba sentado,
Muy bien. Si le he molestado, le pido mil perdones.
-—No me ha molestado, señor; pero no me hace gracia que
in extraño se meia en mis negocios
—No me he metido en nada, y por mí puede darle todo el
dinero que le dé la gana. Ahora, que, ya que sale a cuento, le
Voy a hacer una advertencia que quizá le interese mucho.
ol Y qué es ello?
—(Jue hace años que yo tengo pedida «4 una mujer, mejor
dicho, a una niña, en la que tengo puestos mis cinco sentidos.
—¿Y esa niña... ?—inguirió don Juan, que no tardó en adi-
Vinar que el “Malagorra” estaba al corriente de sus amores,
—Bien sabe usted quién es.
]
¿Que yo lo sé?
“No se haga de nuevas, 11 compre a su abuelo,
“¿Qué ha dicho?
(Que ya me figuro por qué le ha dado usted tanto dinero
al abuelo de la mocita. No hay que estudis 1 mucho para adi-
Vinarlo, e
Ni tampoco hay que estudiar nada para adivinar que no le
Quiere a usted 11 envuelto en billetes de mil pesetas,