LAURO LAURI
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Mi hijo! ¡Ante todo, mi hijo, al que,tú has asesima-
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do!-— monologaba mientras bajaba la escalera y salía ela C3
ile—, ¡Mi hijo antes que tú!”
Al llegar a los arbolillos se arroduló y vió enel suelo uva
mancha de sangre, Allí estaba su hijo cuando cayó herido pol
y]
(
lisparo de
miró en torno suyo, no viendo un alma por allí.
Indudablemente, lo.ha levádo all Depósito judicial, No
tardaré en Negar alí ni un cuarto ae hora.”
Y salió corriendo como una 1002 €n dirección de la, callo
de manta 1sabel, Aunque la noche era ría y no'se hábía' pues”
to el abrigo, sudaba COP1054IMCOCe, y al volver una esquina
estuvo a punto de ser atropellada por un auto.
Al llegara la, Puerta:de Atocha. le dió un fuerte empellón
pu muchacho que llevaba una cesta econ avellanas, derra”
mándoselas por el suelo.
—¡Ah! ¡Maldita sea! Péro ¿no tiene usted ojós en la cart
o los lleva de adorno?
Mire, es que tengo ut hijo, nosé si herido y Muerto, en el
hospital:
Mueno cuento es lo que ue párece que tiene ústed. Ahorás
emplee usted una hora para recogérlas ,
—¿Quiere ústed que le ayude? :
—¡Ande, márchese y déjeme tranquilo! Que se alivie su
hijo y procure no acercarse más a, mí.
Marilina, toda temblorosa y aterrada, siguió su camino:
Aunque bubiera querido indemnizar al muchacho, no |le4
vaba dinero encima.
Y llegó a la puerta ae! hospital, auedando unos momentos
indecisa.
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Estará aqui? ¿Estará más arriba!
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