1694 LAURO LAURI
Y salió disparado, no taldando en perderse detrás de un
altozano.
Muy proñito vió do Juán que se ACeron bi a la casita, con
uta cesta de mimbre en la mano, la esposa de Rafael, o sea la
madre de la ' “Marquesita”, Don Juan sonrió a su futura sue- |
ata y ésta le dió los buenos días;
Buenos días, señora Pepa. ¿Qué se dice usted?
—Que está muy fresquita la mañana, por lo que he hecho
la compra ahí en el mértadillo.
—¿Y el:señor Rafael?
=-Aliov. mismo se ha marchado a las injurias con un tocayo
suyo.
—Ya, le he dado «al niño el duro para el tabaco,
—¿Que le ha; dado usted al niño un duro para tabaco? ¡Je:
ús]
Pe
No haga usted .eso, por lo que más quiera, señorito,
—»i me lo ha pedido de parte del señor Rafael...
—¡Jesús!
—¿Acaso no es cierto? ¡Bah! Una eracia del niño, que ng
hay que tomar en euenta..No seine mode usted nile riña, que H
un duro es muy poco dinero,
774 Que no le diga nada a ese-mal hijo? En enanto le eche la
mano encima le voy a dar una paliza que en tres días no se |
va a poder mover de la hamaca.
—Bi llego a saber que se ibá a poner usted tan incomod: ida |
no le hubiera dicho nada.
-Hubiera hecho muy mal. No es por el duro; es porque si
Je ve a usted blando todos los díás lé estárá dando sablazos.
No merece la"péha. Ande, deje la cesta y márchese, que
está muy sofocada
-Mo lo sabe usted bien, señor Juán.
He dicho que no merece Wpewá, Ande; hagh vetedeldes- *
ayuno y tómelo con nosotros.