1748 LAURO LAURI
to, le dijo que a quien había matado el “loco” había sido a la
Muñeca.
—Mirela usted, para que vea que no le miento.
Y le enseñó la muñeca con la cabeza destrozada.
—¿Qué le parcce?—inquirió—. ¡Mire que ir a decir al juez
que había matado a su esposa!
—Un loco no sabe lo que dice.
; —Menudo susto me hizo pasar con su locura,
Y Adolfito contó a
« T
ejerita” la idea que había tenido de
comprar la muñeca para hacer un regalo'a una amiguita suya
y el disgusto que le había hecho pasar el “loco”,
-——Me he enterado que es el marido de la maniquí del “Jar-
dín de las Tullerías” y que por esto ha sido sacada la muñeca,
—¿Y en qué bazar la compró usted ? ;
—En uno de la calle del Barquillo. Si pasa usted por allí
fijese en el escaparate. Frente al Teatro Infanta Isabel,
Muy poco más hablaron, y “Tejerita”, loco de contento,
salió de la casa, dirigiéndose a la callo del Barquillo, En el
escaparate había una muñeca grande y varias muñeguitas.
“Tejerita” se detuvo y sonrió,
“No me llama la atención que me engañara cuando vi que
la llevaba en el coche el marquesito.”
Y murmurando esto, tomó a buen paso la dirección de la
callo de Génova. En el balcón le esperaba Malaespina.
—¿(Qué noticias me iraes?-—le dijo apenas le vió sentado en
su despacho.
-—Muy buenas, señor. Lo qua usted mató no fué una mujer,
sino una muñeca que está muy en moda por Madrid. A esa
muñeca la llaman Marilina,
—¡Ah!
—Me engañé yo y le transmitía usted mi engaño,
Don Alvaro no pudo por menos que suspirar,