Full text: [1] (1)

LAURO LAURI 
—¿Qué es ello? 
—Hablarme de tu divorcio, porque supongo que cuando sal- 
gamos de Madrid ya te habrás divorciado de Marilina. 
Don Alvaro quedóse un momento indeciso. 
-Si—dijo—; me divorciaré, 
Y después de hacer un detallado relato de las bellezas. de 
su país salió a la calle seguido de “Tejerita”. 
—“Tojerita”—le dijo cuando estuvieron instalados en un 
auto—, nos marchamos a Méjico. 
El exlegionario abrió los ojos como si se le fueran a sal- 
tar, : 
— ¿Que se marcha usted a Méjico? —le dijo, admirado por 
tan inesperada decisión. 
—Que nos marchamos, porque también quiero que vengas 
tú, si no es que te niegas. 
—Al contrario, señor Malaespina. En el estado en que está 
ustad no le puedo dejar solo. 
—Te ha de encantar mi país. 
—Máxime que yó soy muy aventurero y allí vuedo correr 
grandes empresas. 
—Más de una correremos, “Tejerita”, 
Habían legado a una estrecha calle del centro de Madrid. 
-Aquí-—Ñdijo don Alvaro al chófer al llegar frente a una 
casa cuya puerta era muy estrecha—. Aquí es. 
Inmediatamente quedó parado el taxi, y don Alvaro bajó, 
entrando en un portal muy húmedo y maloliente. 
Tocó en una puertecilla que había a la derecha y pronto 
estuvo dentro de un mísero tabuco, en el que se hallaba sen- 
tado an'> una mesa un hombrecillo con el pelo blanco y unas 
antiparras que debían tener más años que él. Al ver a don 
Alvaro le hizo un ademán de saludo,
	        
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