LA LEY, DEL AMOR 1809
* Hizo un movimiento al oír llorar al niño y 80 divigió a su
alcoba, Manuel la ld y vió a:su bio, sel tado en el lecho
con los brazos extendidos,
«—¿Qué te, pasa, hijo mío —le inigirogo—. ¿Qué es lo que
has soñado?
—¡Que me mataba el hombre que, se , ha llevado a la niña!
—¿Tú has visto a ese hombre?
El niño no contestó, pero hizo un signo afirmal yO
Manuel adercóse a él y le abrazó. Temblaba como el 1o-
conte jilguero entre las aceradas garras del milano,
—¿Quién es ese hombro?—le dijo Aracit=; ¿Quién es ese
hombre?
—¡No te lo digo, pues me matará!
¿Que te matará? ¿Te lo ha dicho él?
—Sí-— dijo el niño—.-No quieras que me 1m2te, que yo MO SOY
malo.
Manuel miró a Mercades, y ésta tembló,
Al oír que hablaban en voz alta eñtró medio 1óranud UyNna
Rosa. a lá cual se la podía ahogar con un hilo,
—Mercedes tuvo que sálir, y yó, AS que doña
Marilina estaba muy tranquila, bajé ala t ienda, diciendo an-
tés al niño que no se moviera de junto a su madre. Todo ocu.
rrió en menos de un cuarto de hora.
¿Y no vió usted ningún tipo sospechoso en la escalera?
No mo fijé... Al entrar vi accidentado a Manolito, el cual
sólo me dijo € que un hombre había dado un beso 'a'su mamá
y se había llevado a la niña.
—Y al regresar me la encontré llorando—añadió Mercedes,
Manuel quedó unos momentos silencioso. Una atrevida
idea bullía en su mente.
-—Manolito—dijo—, ¿quieres que mate a ese hombre?
La Ley del Amor - Folletin Cuad. 154