LA LEY DEL AMOR
haberse acostádo don Juan Manuel, Mercedes puso uña silla,
en el balcón y se sentó en ella eon su hijo. Manuel había
lido y parecía que tardaba
—Mucho tiempo hemos
Nuevamente las inquiet da
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en regresar.
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tado tr: 1mquilosemonologó—,
Acarició a Manolito, que la besaba en las mejillas y en
la boca con amor filial, y se puso a pensar en sus travesúras
infantiles, Aquel mismo día había roto..el jarro dond
el agua el abuelo.
—Lregs muy malo, Manolito. Ar
in no le has bes:
—No le quiero. Es tan malo
ado.
como aquel hombre
que está
+
allí. ;
Y el niño señaló a vin sujeto que estaba parado en la es.
quina.
Mercedes se estremeció.
—i¡José Nay. Ir ¡Es Jogé:
No se equivocaba. El que estaba en la esquina y la mirab:
con ojos asesinos ex ra José Nayarro. El] mis
la quiso asesinar y le robó el hijo de Marilina creyendo que
era el de ella.
El, al-ver que ella le miraba; $e mordió los 1
su camino sin apr:
o que una noche
abios y siguió
'suramiento. ss
Mercedes miraba
pero no era a él
que en aquellos
aborrecía:
a la calle con los ojos muv abiertos,
Al qué miraba era a Manuel,
saba junto al hombre que
al que miraba.
momentos p: tanto
—¡Manuel!... ¡P; 1pá Manuel! ---emperó a ltarle el niño—,
¡El hombre malo!... ¡Lata al hombre malo!
—¡ No grites, hijo mío!-—le dijo Mere: les—. ¡No orites, que
és muv malo exe hombre que es : tá ahí!
115 uno tunto al otro casi se tropezaron, .Merce-
La Lay vel Ano - me
“uad. 36
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