8 LAURO LAURI
Al día siguiente, al anochecer, se reunió en el Puente de
Toledo con Joselete.
—Marchemos a mi. casa y merendaremos—le dijo-=, Esta
mañana he comprado un queso manehego y una arroba de
vino blanco.
Aceptó el gitano y merendaron como dos buenos amigos
que se quieren,
-——El mejicano tiene mucho dinero y quizá tenga algunos
billetes en su casa—expuso Navarro—. ¡Si los pudiéramos
sorprender! !
—He oído decir que es un jabato el tal Malaespina.
—Mi navaja sabrá buscarle las entrañas.
¿ —Lo malo es que empiecen a gritar las doncellas y acuda e1
sereno.
—¡Bah! No hay que pensar en. los inconvenientes. El caso es
echar mano al niño y a la niña,
Mucho rato. estuvieron hablando, y. cuando fueron las
doce, ya maduro el plan, temaron el camino del harrio de
Argielles.
—Mire, tocayo—dijo en el trayecto el gitano a José—, el
caso es que yo no llevo más que una navaja y podía haberme
metido entre los pliegues de la faja un revólver que en casa
de mi cuñada hay arrinconado. ¿Quiere usted que lo deje-
mos para mañana?
Navarro se detuvo y se quedó mirando con fijeza a Jo-
selete. |
—¿Qué es eso de para mañana?—inquirió—. Lo que puedas |
hacer hoy no lo dejes para el día siguiente. l
—Es que yo soy. muy supersticioso, y esta mañana me han|
nombrado a la Muerte.
—Y a mí me han nombrado un toro de séis años y UN día.
—¡Qué horror!