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308 LAURO LAURI
—¿Qué tal está usted, amigo mío? J
2 eromo dice que
-——No. Me noto muy bien. Mil gTacias, Mert editas.
Y besó la mano que cogía la suya,
Acto seguido le preguntó al mulato:
—¿ Me han traído a mi padre, Jeromo?
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“UN HO.
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—¿Lo habrán matado? ¿Lo traerá pronto ese malhechor?
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—¡Oh, que no me lo maten!
—No creo que adelanten nada asesinando a un hombre que
está inválido... Tranquilicese su merced y tome la
Manuel la tomó dócilmente y ya no se durmió.
le encontró más aliviado.
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—¿Qué hay, Juan?-—le preguntó—: ¿No sabes nas
4 1
El D rinano de vanue!l qu dóse UnOS monentio
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-— 14 sabes a180—insistio el « , INCOrporan:
lecho con eran agilidad.
—No te lo quería decir, pero mira lo que me he ex
en el jardín. Un presentimiento me aconsejaba que
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) a ecill y me encontre esto. h » de lo que (
N v-' cogió una tarjeta, igual'a las anteriore
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11]
ue esté el sillón en la arboleda.”
¿en sea esto último, aunque nada puedo asegurar,
Don Juan
Juan Manuel Aracil estará en su casá mañana, a
no tiene
medicina.
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