Full text: [1] (1)

Moisés estremecióse y gus ojos brillaron como los de un 
! 
gato en la obscuridad. 
diciendo el recadero del marqués 
Cu 
—Muy interesa 
. d ; 1ion le a Aiokhñ nía A A 
k donante—, 1ay quien le na aicio que no es verdad que 
atás imperdie 
estas 1Mmpedido. 
Pero 
r 
á 
¿=¿Que no. estoy impedido? Mire, bien a. la yista está. 
Y Moisés, recogiéndose el calzón, le enseñó la esquelética 
pierna, que cuando, salía a pedir en el carritó se echaba sobre 
el hombro. 
—Bien ve usted, que aquí.no hay engaño. Y el señor marqués, 
, : 
si me ha visto a mí por la calle... 
Ml 5 J a á y ki ca pl e de y 1, 
—-Te ha visto, pero quiere que te vea su médico para acabar 
de asegurarge. 
- —No me opongo a ello. El día que quiera mandármelo,:que 
me lo diga, y. aquí le esperaré, 
—Te llevaremos a sú casa en un auto, y allí te.mirará. 
=—Nada, nada. Mañana mismo, si él quiere. 
—Querrá; pero espera unos momentos... ¿No tienes otra 
ropa más decorosa? 
—No, señor. Esta que me ve usted puesta es la de los do- 
, 1 J 
Wo mingos y días de fiesta. ¡Bien podría mandarme algún traje- 
cillo el marqués! . 
—T+ voy a tomar la medida, ya que con esta ropa no te 
puedo llevar al médico, el cual es uno de los más afamados de 
Madrid. 
Y. el criado del marqués, con una cinta de las llamadas 
métricas, tomó medida a Moisés. 
—Mañana cuando venga para llevarte a casa del doctor te 
traeré hasta un sombrero. 
—(Que Dios se lo pague al señor marqués y que éste no se 
olvide de mí.
	        
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