po
LA LEY DEL AMOR 447
” A 1 07 1 1 1 3 a Y
tr 1 10 LLO aqo0r (> dijo, de. pr ) nm Mi-
guel,
=— 1 U—-e€xXpuso con entereza, IVLanmolIto;,
—¿Qué yo lo maté” Mirame bien, querid lOvs. HNILAMIO
pIen. y aduae sl fui yO0O0 fué tu abuelito...
-—1U fuiste el que lo mató,
; as aria data ea AO AT > o 4
"¿M0 Usclas que nabla sido*el abuelo? ¿4mNO 108 (01/1516 50
1 ” Tn ía
úl abuelo, no, Tú..., tú...
—Mira, niño, que yo no fuí el que lo mató, y que sí si
diciendo tantas mentiras te meteréten la cárcel.
Manolito rompió a llorar aterrado, mir: do enloquecido
]
a todas partes.
—¡ Mi papá!... ¡Me quiero ir con mi papá!... ¡Mamá! ¡Ma-
mita mía!...
El juez desistió de interrogarle y mandó entrar á Aracil.
—¿Me necesita usía?—dijo, al mismo tiempo que se mordía
los labios viendo que el niño, muy aterrado, se abrazaba, llo-
í
4 y PU
rando, a sus rodillas.
—No'le nécosito, señor Aracil.
ñ 1
Quiero “sólo decirle que el
yu
niño, muy bien aleccionado, me acu de la. muerte
de don Amador ACtÓrO:
“—¿Y quién puede haberle aleccionado, señor juez?—dijo
en tono fuerte don Manuel.
] 1 Há 1 ; 4
guien que está en ello interesado“—expuso, no menos alto
o |
que el exagente; el dan
rn " A E la díra aj E in
Entonces Aracil sacó de uno de sus bolsillos el dictamen
J y . 1 7 . Tor or .,
que el doctor Hojóda había dado a Moisés y lo dejó sobre 1
mesa del despacho. Aquel dictamen se lo había dado a ér
aquella misma mañana su hermano Juan, -sin' decirte que
al que había reconocido el médico ál día anterior había side,