Full text: [1] (1)

“LAURO LAUR] 
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Abrióles el guarda Benito, y éste les dijo que don Alvaro 
k acababa de salir, Marilina sí estaba. 
Hallábase ésta sentada, en una marquesita, y ¡no vió en- 
5 trar a su hijo por hallarse abismada leyendo una novela. El 
niño llegó por detrás. y se abrazó. a. ella, dándole un, beso en 
una mejilla, 
—¡Mamá! 
Marilina lanzó un grito de sorpresa, mientras su rostro se 
ponía más rojo que un ramo de amapolas, 
— ¡Hijo mío! —se le escapó de sus labios—.. ¿Tú por aquí 
Abrazóss a su hijo con amor maternal y miró. a la puerta, 
y] v - 
viendo en ella a Mercedes, en cuyo rostro se veía una nube de 
tristeza. 
—¡Merceditas!-—dijo, levantándose de la marquegita y 
isa Sus A a la mejor de sus amilg 
—¡Marilina! ¡Hermana mía! 
Muy juntas 'se sentaron en un tresillo, poniendo al niño 
. entra las dos, 
—¿Qué leo: en tus ojos, Mercedes? 
—¿Y yo en los tuyos, Marilina? 
—Una pena muy grande que me mata—sollozó la muñeca de y 
rubios cabellos y ojos más azules que un lago de Ttalia—, La 
pena de verme abandonada por mi esposo, 
—¿Abandonáda por tu esposo? ¿Te ha abandonado don Al- 
varo? 
-—Moralmente, sí. El cree que ig moro que tiene una amante, 
Y Marilina rompió a llorar con el mayor desconsueló y 
amargura. Mercedes la acariciaba, y el niño, sentado en el 4 
suelo, hojeaba unas revistas 540 ade que” había cogido de : 
encima de la mesa. 
—¿Quién es su amante?—le interrogó Mercedes—, ¿Quién 
es la mujer que te ha robado el amor de tu marido?
	        
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