LA LEY. DEL AMO 487
Y cuando iba a ver cómo estaba don Manuel no soltaba AN
| al niño de la mano. :
| “¡Quizá lo matara si le siguiera como aquel día lo hizo!”
Y, como hemos dicho, cuando lo llegaba don Juan a la quinta
no soltaba a Manolito.
Manuel no mejoraba ni se agravaba. Su estado era osta-
“Y
cionario. l doctor Medina le visitó otro día y dijo que no UN
era mucho lo que se había adelantado. 40
— Tendré que estudiar su caso y emplear otro método dis
tinto. py
to por allí, aunque pre- ]
guntaba casi a diario a Mercedes por teléfono.
Don Juan Manuel no había vuel
-“-No mejora nad: y “op Juan Manuel,
- el tiempo pasaba monótono y desesperante. En la quinta
) MUY pocos ARO y hortelanos, y las flores se 0
-—Me marcho, porque no quiero trabajar-al lado de un loco in
—decían todos al despedirse,
]
Mercedes les pagaba, y una. nube de tristeza aparecía en eN
su cara de Dolorosa.
4 Un día, Manuel, viendo que nadie regaba las flores, cogió
una regadera y llenándola de agua en el estanque empezó a 3
regarlas, nó de quedarse en mangas de camisa. El niño. |
con otra regadera de juguete, empezó a imitarle. A
—No te caigas al estanque, Manolito—le dijo Mercedes.
-—No me caigo, mamá.
Mercedes, que la ponía nerviosa el ver al niño junto al es- .
tanque, dijo a un muchacho que le llenase la regadera.
El jardinerito hizo un signo afirmativo, y cuando el niño
se aproximó al estanque le medió la pequeña regadera para NN
que no le pesara tanto ni se mojara con el agua. MM
Mas entonces ocurrió lo inesperado. 4