LAURO LAURI
—¡ Liga usted que es él!
1UuvVo que salir con un palo tras ellos, y esto huzo vols a
los demás gitanillos, que ya no tenían miedo del “hombre-
león”. 1 ,
Mientras esto ocurría, don Alvaro hablaba con Maravl-
llas, que tenía junto a'ella a su hija,
—¿Qué hace aqui la niña? Que salga a Jugar con sus ami-
guitos, ;
—Mi hija no se mueve de mi lado—repuso la bella gitana—.
Me la puede robar. ese ladrón,
No era este el único motivo que aconsejaba a la gitana el
tener a su lado a Milagritos. Nuestros lectores adivinarán el
otro molivo, . '
—¿ TÚ crees esa fábula del hombre-león?-—preguntó don¡Al-
varo con cierta ironía a su amante.
—Algo sí.que tiene que haberle ocurrido cuando le han qui-
tado la escopeta,
Y algo ofendida, añadió;
-—Tú la tienes tomada con los míos, y no son tam miedosos
como dicen por Madrid. :
—¿Quién te ha, dicho «a ti que yola tengo tomada, con los
s? De no q rerlos a ellos, tampeco te querría a tl
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Maravillas hizo un gesto como si, le, hubiéra: dado un+do-
lorcillo de esos que llaman “mensajeros”.
Don Alvaro se quedó contemplándola y le hizo una, seña
que ella.no quiso entender,
—(Jue salga un momento la niñas, Necesito hablarte de algo
que ella no puede escuchar.
—Bien, Que salga.un momento, pero no. a la calle.
Milagritos obedeció y salió muy despacio del dormitorio.
—¿Qué quieres?-——inquirió Maravillas—, ¿Por, ¡qué.¡tengo
que arrojar a mi hija de aquí?