706 LAURO LAURI
Y no mentía don Alvaro, pues en la mesa no faltaba un
detalle, no sólo en la delicadeza de log manjares, sino en los
jardín que habían puesto de adorno.
jarrones con tlores del
larilina, que no disimu-
Don Alvaro comió bien; no así M
laba su tristeza e inquietud.
—¿ Qué te sucede que no has probado ni log más suculentos
platos?-—le preguntó su esposo, que era UN gran observador
y odiaba el disimulo.
loo la cabeza—repuso en voz baja para
— (Jue me duele algo
que no la oyeran Mercedes ni Blanca Nieves, la cual estaba
muy atenta a todo.
¿No serán las flores ?-—1inquirió Malaespina.
—(Juizá,
Blanca, que no pe
tirar inmediatamente los jarrones. ,
—Habérmelo dicho, quérida mía-—dijo con su nativa nabu-
Acostúmbrese a tratarme con
día ni el más pequeño detalle, hizo 1e-
ralidad—. 10.4 una hermana ma-
yor y se lo agrade seré infinito.
Hablaron del traslado.a la quinta, y don Alvaro, q4e lo
con Blanca Nieves que sería al día
estaba deseando, acordó
varía sus d0S doncellas, de las
A
siguiente. Marilina dijo que He
que. no queria desprenderse,
Y yo traeré a mi guarda, que aquí será Muy útil—añadió
Malaespina. o
-—Aunque aquí está el tío * 'Jabato”, pes traerlo, y así se-
rán dos a evitar qe ningún maleante salte las tapias del jar-
dín por las noches
—No se llevarán Bos los dos, puesto que Benito es otro gato
montés. -
— Juntos los dos serranos 110 habrá quien se atreva a robar-
1105.
Mientras hablaban
Mercedes servía la comida a Manuel,
Cc