LAURO LAURI
Blanca le vió revolverse sobre la hierba, y «
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Armas de hombr laa narpdaba al desent ¡
guo a un nombre que se acercaba al adesconocicao.
he o ¡A | raya | 2),
Es el “Jal 118 el guarda « "4
1 jardín!
y no vbudiendo reprimir el terror que váralizaba úu sanere
má ] ] | : PRA le alar | Was
certo el Daicon y corto a.1a alcoba ae ¿¡Vrercedes,
¡Mercedest¡Merésditas!
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-——¿Quién me lama?-—inquirió la abnegada muchacha' sal»
IO del lecho.
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Sov yo, Blanca Nieves, ¿No has ol m clis
paro en el jardín?
Veo mé ha parecido oir entre susño
—Ha sido el guarda.
Mercedes, que se había sentado en la cama y
A n , 1
zado al niño, escuchaba a Blanes, que estaba temblando de
miedo, relatándole lo ocúrrido.
¿Y ha sido el “Sabato” el que lo ha: matado”?
—No sé si va habrá muerto. Al caer herido le o1 pri
maldición,
—(J)uizá esté muriéndose por falta de asisteneia—musitó do-
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lorosamente Merceditas,
Y , o : e
ron: como é] no merece que sé le asista. Ademas, el
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tiro se lo ha dado el evarda de Ta quinta. y ló que d
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ebemos de--
á ' ” á w > ] lapa LA la 1 ad ,
secar esque muera sin deciarar quien de ha matado.
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¿Dios mio l=exelamó N lo Ta mirada a un
que Tepresentaba a
cuad
czOuizá ese hombre quisiera evtrar por el halcón para ro
barnóos. 6 quién sá4be:s1 para matarnogs:
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MAME re usted que miPemnos por el balcón para ver s1 aim
Blanea Nieve 8 no contesto, pero hizo un 31eno afirmativo.
YVercedes, viendo que el nino dormia, lo dejó en la cama, se