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LA LEY DEI AMOR
s?-— inquirió con sol
sd que no vaya, Merce-
Un gitanillo de unos quince año
6 A >
an Malaespina—. Le aconsejo a ust
ditas.
No haciéndolo de roche... ger cierto que
Muy bien puede
2 que me quiere.
José es un hombi
mo—, Recuerdo de una
me necesita.
—Asf es—dijo Malaespina con sarca:
prueba de su fogoso amot.
noche que le dió una
y sintió en el alma mi apar
Me quería mucho ente tral
tión. y
Y al decir esto miró 4 Marilina, que estaba más blanea
«ji tanto la
que la cera.
—(Que vaya, Sy
quiere, que la mate.
—José no tiene malos
des. Lo que hizo aquella noche no lo*re
—Bien; yo la acompañaré—dijo Malaespina.
—¡No!-—+tepuso con resohición—. Quiero ir sola. Usted qué=
dese con Marilina. j
Sí; quédate. 0
Malaespina miró a su esposa y vió en $us
angustia tan arande qu 5 a con Mercedes a la ca-
e renunció
sita del Manzanares.
“Me quiere con lo
No era así. Marilina sí que
, Mercedés era por el temor de que José
gue acompañase a
estuviera delirando y dijese que el niño no era hijo de la mus
¡er a la que quería con infinito amor:
Y sus ojos suplicaron también a Mercedes.
—-Quédese aquí, don Alvaro—le rogó a M alaespina—. Nada
temo de José.
—Aecedo, aunque no quedo muy
je cuando guste,
. $ ld £ Y
quiere—-opimó ésta. NO CreO,
«ent imie1 11 os—le defendió Merce-
petirá. '
azulos ojos una
cura y teme que me pase algo”, pensó.
le amaba; pero si-no quería
tranquilo, Puede marchar-