7146 LAURO LAURI
-—Buenas noches-—saludaron—, ¿Qué tal está el hombre?
—Muy mal: no se da cuenta de nada, .
—¿ Y qué hacemos con é1?—inquirió el * “Uñas Largas” aso-
mándose a la alegba—. Así no puede seguir, 3
-—-¡ Y tanto que así no puede segl uir! Es preciso que le yea
ua médico.
—¿Y querrá venir, de noche, a este destierro?
-—El. que. yo llamaré, sí-Tepuso Merceditas con seguro
acento,
-—Pues no hay más que hablar, Llámelo en seguida, que está
muy malito este hombre y 8e nos puede morir sin asistencia,
Wavredas an e la 61] hbolsí la Ma lanicor 7 £
Mercedes sacó de su bolso de maño pú 19PIGOTO y. UNA
enartilla y escribió en ésta un número.
-- Tome Iecis dijo al gitano más joven, llame por teléfono
a este número y diga al que conteste lo siguiento: “Mercedes
le necesita con urgencia, En tal sitio está.
—¿Y dónde habrá, por aquí teléfono ?—inquirió el exguarda
Al
¿2
de la Dehesa de los Jilgueros,
-—En casa del “Maragato” tienen uno, No te AJillk es dt un
aso de en ñ .
El “Uñas Cortas” salió muy. ligero y Mercedes le vió¿per-
derse en Te sombras de la noche.
—¿El que Hama usted, es médico?-—lo preguntó el abuelo
del “Uñitas”.
—Un médico, sí, señor, Quizá 4 venga antes de que amanezca
el nuevo día.
—¿No le dará miedo andar por estos andurriales?
—No, señor—repuso Merceditas con seguro acento,
—Le advierto a usted que hace dos noches le: dieron aquí
cerca un tiro a un gitano muy amigo mío que, por clerto,
vivía en esta misma casa con José:
del gitano. ¿No
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Mercedes prestó atención a las palabras