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estrechó contra su seno n
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ieordó aque tunto a ella estaba su marido
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mm 7 k ¡1 nm 1 1 y o. ,
-— Te comprare el muneco y todo do que tú quieras, hijo mio.
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Y yo te querre mucho, mama, (Mucho
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Y VLanoltto, que tenia la mai imarilllenta por
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a, mantequilla que Blanca Nlex dé darle para mi
1 rs 5d y
ena acarició el TOSTro NAaCcar: do 0d Y hina
¡() 5 +1 de 0D MAA 5 EA ,
d ¿ue tienes en la manita? Ve has mane! ado!
A! , E | es dd dis ] A ,
Entonces le vió:la diestra unta de manteca
| A dar?
-—¿Que es esto, n antequilla”*
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-—¡ NO CUIpes al niño, sino a t1 misma, pi aberte arroal-
tado para que 1 | 2) no soto 41 he nanchado el
róstro, sino también el abrig
dl 1 Y mirose en un espejo,
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a ul ae ¡su onrosadas mejla
(Jeéemala sueríe la m
pl 1414. SU ]
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noche que 1ba a llevarme al teatro.
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Mañana te Comprarfe OUl'O ab1 da 1 qu toda tu ropa la
lestru rá linrandi
aiestruyo el incendio,
Marilina se quitó el abrigo y lo puso encima de un sillón
-—Mañana iremos—dijo, resignada-—. Lo siento por ti,
Malaespina:echóse a reír, sin que esta rIsa pudi ra cl1si-
mular el coraje que sentía.
1.
—¡ Mira que sentirlo por mí! ¿Te fig
ras-que Voy 4 arrul-
3 hniorr: r , E
narme por un abrigo? Lo que no me gusta es que seas tan
tolerante con ese niño.
VManolito, aleo asustado por su falta, sin soltar su mu-
adi Ad scuchaba desd A LS
ñeco roto, escuchaba desde un rincón
— Qué es lo que le tolero