814 LAURO LAURI
Inierrumpió su monólogo mental una Hamada. Abrió don
Juan Manuel y vió que era su hijo.
Abrazóse a, él, y después de.cerrar de nuevo la puerta su-
bieron. a las habitaciones del piso superior,
—¡Qué noche, hijo mío!
Muy mala; papá. ¡Yo lo que quería era que te salvaras tú.
—Y yo que lo.eonsiguieras tú, hijo mío. No creas que no he
sufrido hasta que te he visto ¿quí. Te han hecho más de dua-
renta disparos.
¡Bah! —dijo don Juan haciendo un gesto de ironía—, No
estaba esta noche la Muerte para mí.
—No jtiegues con ella—aconsejóle su padre—. Aún te que-
dán muchos años de vida, y no debes despreciarlos.
—Y tú debes aprovechar los que te quedan.
-—Mañana mismo saldré de Madrid, y permaneceró fuera
quince o veinte días. 4
—Aplaudo tu idea. ¿Quieres que te acompañe?
' —No. Me llevaré a Jeromo, Tú puedes también alejarte por
unos días. Así ese maldito 'Topete quedará despistado,
—Muy bien. Yo me marcharó al Norte, y tú y Jeromo po-
déis hacerlo al Mediodía.
—Mucho siento no haber podido mandar esta noche.al ce.
mentorio del Este'al astuto Adrián
—Estaba muy bien acompañado.
—£il creer que yo, estaba solo ha sido lo que les. ha desorien-
tado. "Pan pronto me han creído.en el interior del jardín como
fucra, La idea ha sido, tuya, mi querido Juan.
—Mía y tuya, porque yo.no te dije que dispararas desde el
exterior.
—Y si no lo hubiera hecho así. te hubieran matado:
—Bien seguro puedes estar de ello, Pero no hablemos más