Capítulo XC1II
EL DELITO DEL GITANO
osita, cuando vió que su marido se
marchaba con el médico, entró en la
asa y de un baúl que tenía en su
alcoba sacó sus alhajas y algunos
ahorros.
—Mamá, me marcho a pasar unos
días con mi hermana Aurorita. Mi
A marido ya lo sabe.
—¿(Que tu marido lo sabe?—inquirió la gitana—, A mí no
me ha dicho nada.
—Me lo ha dicho a mí, y es suficiente.
-—Bien, bien... No te sofoques, hijita de mi almá.
-—S1 no me sofoco.
Y Josita, sin hacer caso de su sueera, que le aconsejaba
que esperase a su marido para que éste la acompanase, ya que
el día empezaba a declinar, tomó el camino de la ciudad an-
tequerana. Este. a unos doscientos metros de la casa. se bi-