Full text: [2] (2)

2314 LAURO LAURI 
—¿Qué tal'ha púsado la noche?—le interroeó ABolardo, muy 
interesado pot su salud. 
-—N me ha dolido tanto. 
—¿Quiere que llamemos a su médico, o al de nuestra S0- 
ciedad ? . 
—Aún no, En el caso de que me duela mucho, a la noche: 
—¡El desayuno sí lo tomará!... 
—Lo que usted quiera 
rio, traigo una, taza, de chocolate, unos buñuelos y unas 
tostadas con mantequilla. Si se queda con gana le traeré unos 
bizcochos. 
mNo: nie quedaré con gana, Tranquilícese.. 
Y sentándose en la cáma empezó a desay tina: 
+oiDigustan.,! 
—(QQue aproveche—repuso el matrimonio. 
ul “Moro” no dejó, ninguna sobra. Se notaba que llevaba 
hambre atrasada. 
—¿ Y 0d] la? ¿No de duele tanto como anoche?—le pre- 
tar el senor Abelardo, 
—No tanto, pero todavía me duele algo. Yo ereo que tengó 
roto el hueso... 
ais Y nada; esta noche se llama a su médico, y si la tiene 
rota, que sc la entablille, o que se la escavole Mi ientras el mé- 
lio 10 10 ordene, no se mueva usted de aqui, 
Mauricio sacó la cartera y le dió otro billete de cien pe- 
setás para el dasto del día. 
1... 
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“Este hombre es una mina— jo el señór Abelardo para 
si—.' ¡Mira que si ge quedara a Vivir cón nosotros 1» 
Quitáronle el mantel, y Mauricio les 
A, 
dijo que le dejaran 
dormit'hásta las dos. 
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alerón de La áalcobá! y Maúricio se tendió nuevamente 
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sobre la almonada, espabilándose a Ta 15
	        
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