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Mirada no se avartaba del portal de la casa de don Hlonora-
y
amores,
M ; ¿ ie
“ie parece ue mira 1 mucenño nacia esa pue
l 1 : Lal] merta tiene
“Mucho, señorita; pero es que por aquella puerta tiene que
=— ¿Y de Dudo Ivar —le interrogo WMilaeri
Sada,
pero recibio una cuentllacia en la nuca,
é horror!
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"no han d
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han detenido a este ni al que imato'a la
lagritos, que quizá sea el mismo.
> 1 A e Sera:
etenido al autor de la agresión!
madre de Mi-
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Milaeritos miró con fijeza, a su Amigo de la
—¿ Ha sido él?-le
Minaba y sus ojos de ache relueían eomo
Montés,
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— [| 12 SICO, por mano de otro noOMDPre “Que e
Vicio,
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tuno matas 'a exe hombre?
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LO
En aquel momento salió Manuel de la casa del doctor
Martinez.
—No me puedo detener, Milag Pista no(
UU daga a éso de las diez.
Y liger: 0l di u padri
Milagritos y Aeuedita, que así se llamaba
atom ba, 'on un corto paseo Dor adi
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Marilina, cuye
rta
L Uctaro
inquirió,
l
mientras su rostro sé acar-
A
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, joven que le
nO a su Ies-
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de des
fancia.
de un gato
A 0 su sofs
al anoche»-