294 LAURO LAURI
— Te podias haber traído tú la botella y hubiéramos tomado
una copita.
¿Quiere que vaya por ella?
Internmuopióles Blanquita entrando con lo anteriormente
dicho ya. La doncella sonrió al mirár a Tejera.
Retiróse, y don Alvaro se puso a jugar nuevamente con
sus dos leales servidores.
—El coñac es una bebida muy fuerte, y a mí me gusta mu-
cbo—dijo Malaespina.
Y mientras Jordán y “Tejerita” lo probaban con los la”
bios, don Alvaro se tomaba buenos tragos.
No tardó su cerebro en ofuscarse. Empezó a poner unas
fichas al revés y otras mal, Jordán y Tejera alababan sus jur
gadas, y él se reía a más no poder.
-+No hay quien me gane a jugar al dominó. Una noche, %
La Habana, gané mil pesos a un dominicano.
Miró la botella y vió que ésta estaba casi vacía.
—fQue nos traiga Josefina otra botella, pero más grande
que ésta.
Tejera, que sabía que quando estaba be bido no había €
llevarle la contraria para no irritarlo, cogió la bot ella
dirigió a la cocina, llenándola más de la mitad de agua.
-+Aquí ticue usted más coñac—le dijo a Malaespina.
-——Así me gusta que seáis.
Y llevándose un vaso de la mezcla a los labios lo apuro:
— ¡Muy rico! ¡Muy suave! —dijo—. lista marca es mejo!
que
y Se
qué la anterior.