2976 LAURO LAURI
—La mía procuraré que te lo deje. Tengo sangre gitandw_.,
Y la joven, creyendo que había hablado demasiado, tendió
su mano a Manolito y tomó el camino de su casa, En ella 6%
taba esperándola hacía un buen rato Alvarito.
-—¿Qué hay, hermanita?—la interrogó.
-—Malas noticias, hermano.
El mocito gitano, que ignoraba lo sucedido a don
la miró con ojos asustados y escuchó muy nervioso la t
Alvaro,
rage”
dia. /
—¿Así que... le ha matado un gato? ¡ Maldito sea es6 picl
—Bien muérto está, El nos dejó sin madre no'hace MU
10!
ho
tiempo... ]
—No. Y no creas que es que le quelíá. Lo que quería era
su dinero,
—Quizá te haya dejado algo en su testamento:
—¿Te parece que mé acerque por la quinta y pr
mi hermanita Isabel? :
- —¿Te quiere a ti esa niña? Si te quiere, quizá hag
por ti. :
—No hay más que hablar. Hoy mismo aparezco P
egunte 4
a algo
or la
quinta.
Milagritos,.a la que no pareció mal la idea, le dió dinero
para que fuera a un bazar de ropas hechas y se compras e
traje. negro que pareciese hecho a la medida. No tal 00
volver tan enlutado que, al verle, daba lástima.
—¿Qué tal, Milagritos? ¿Me sienta bien?
-—Muy bien. No pareces el mismo.
' : to Y,
—Tin cuanto me den el dinero, si me lo dan, me lo quito»,
lo vendo a los traperos.
—¡Qué tontería! ¡Si no te está mal! Mírate en el espelo:
Alvarito se miró y retrocedió horrorizado.
--—¡| Madrecita, qué miedo!