Full text: [2] (2)

2976 LAURO LAURI 
—La mía procuraré que te lo deje. Tengo sangre gitandw_., 
Y la joven, creyendo que había hablado demasiado, tendió 
su mano a Manolito y tomó el camino de su casa, En ella 6% 
taba esperándola hacía un buen rato Alvarito. 
-—¿Qué hay, hermanita?—la interrogó. 
-—Malas noticias, hermano. 
El mocito gitano, que ignoraba lo sucedido a don 
la miró con ojos asustados y escuchó muy nervioso la t 
Alvaro, 
rage” 
dia. / 
—¿Así que... le ha matado un gato? ¡ Maldito sea es6 picl 
—Bien muérto está, El nos dejó sin madre no'hace MU 
10! 
ho 
tiempo... ] 
—No. Y no creas que es que le quelíá. Lo que quería era 
su dinero, 
—Quizá te haya dejado algo en su testamento: 
—¿Te parece que mé acerque por la quinta y pr 
mi hermanita Isabel? : 
- —¿Te quiere a ti esa niña? Si te quiere, quizá hag 
por ti. : 
—No hay más que hablar. Hoy mismo aparezco P 
egunte 4 
a algo 
or la 
quinta. 
Milagritos,.a la que no pareció mal la idea, le dió dinero 
para que fuera a un bazar de ropas hechas y se compras e 
traje. negro que pareciese hecho a la medida. No tal 00 
volver tan enlutado que, al verle, daba lástima. 
—¿Qué tal, Milagritos? ¿Me sienta bien? 
-—Muy bien. No pareces el mismo. 
' : to Y, 
—Tin cuanto me den el dinero, si me lo dan, me lo quito», 
lo vendo a los traperos. 
—¡Qué tontería! ¡Si no te está mal! Mírate en el espelo: 
Alvarito se miró y retrocedió horrorizado. 
--—¡| Madrecita, qué miedo!
	        
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