LA LEY DEL AMOR 1953
—No llora. Es que está adormilada y le ha sentado mal que
“a haya quitado la teta: ¡Mire cómo mama!
-Así está ella. de hermosa. Bien, bien... Me pasaría aquí el
día entero; pero entramos al trabajo a las tres.
Y después de contempla unos instantes más a “su hija”,
le dió un beso a ésta y otro a Aurorina y salió de la estancia,
Muy poco hacía que había salido cuando llegó Manuel,
—¿Qué te pasa, Aurorina? Te noto muy pálida.
—(Que ha estado aquí.
— ¿Quién ?
—Doña Marilina—tartamudeó la muchacha,
Acto seguido contó a Manuel loque le había ocurrido con
la niña.
-—No me ha dado tiempo a nada. Me la ha arrebatado de
los brazos y ha empezado a besuquearla. Menos mal que no
ha notado el cambio.
—No me llama la atención, pues tienen tan gran parecido
que parecen mellizas.
Y llamando a Jeromo le riñó por su torpeza,
—Te tengo dicho que antes de abrir la puerta mires pór la
mirilla. ]
-—Creímos que quien llamaba era María Luisa y que venía
sola,
—Bien. Escúchame, Jeromo: mi llamada, en lo sucesivo, será
un aldabonazo seguido de otros tres más súaves. María Luisa,
después de uno muy fuerte, dará cuatro más flojos.
El mulato hizo con la cabeza un movimiento afirmativo,
—Nada más. Tú eres muy fiel y tienes una inteligencia des-
pierta, :
Y Manuel, sentándose a' la mesa, comió muy ligero, ya
que no disponía más que de una hora para tal menester.
Terminada la comida salió de la casa y se dirigió a la de
ka Ley 21 Amor - Folletín. Cuad. 143