AMOR
Ey » , A 1N mo 1 Ae
¿1 que pensaran en la Misión de Tao- VL90 v de m2,
Drop guntóse un poco inquieto.
Acordóse del mtérprote, que estaba detenido por causa
SUya.
Cont 3 , . ss ,
No me marcharé sin 61”, murmuró.
Y se dispuso a salir para tomar la dirección de la cárcel
de la e iudad y contarle al director la ocurrido.
En aquel momento OyÓ que subían la escalera.
¡Es don Juan!- -dlijo la japonesita—. ¡Es don Juan!
Lil doctor entró y se dejó caer en una, silla,
—i¡Nada!—dijo—. Ni que se lo hubiera tragado la tierra!
“¿Y si se ha ocultado en los bosques que rodean la ciudad?
¡Es descabellada mi suposición ?
—Nada de eso, querido sobrino. Todo es posible en un hom-
Ale que tiene E 'astornadas sus facultades mentales,
¿Quiere usted que recorramos a caballo los bosques? Yo
Mispongo de
les,
¿Es el indígena que estaba a tu lado cu: ando te encontré
é el fumadero?
El mismo. Es un buen muel
Phino que el inglés,
“Muy bien. Sígueme, Manolito.
y
A
Intern
Inn
un intérprete que nos acompañará a todas par-
racho, que lo mismo habia el
Este le siguió, y en la puerta de la calle estrechó la mano
N la japonesita, que parecía una flor más d
11 de la suntuosa morada de don Júan.
No tardaré en volver por aquí—le dijo. en voz baja.
h En la calle lestes peraba un coche, en el que subieron, di-
“léndose a la cárcel. Fren te a
iento so detuvieron, apeándose el tío de Manolito,
No tardaré en selir. El director dle la cárcel es Muy
Ío,
el hermoso lar .
la puerta del citado estableci.
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