LA LBY ¡DEL: AMOR 3049
$ mano. Entonces saltó sobre él con la' agilidad de un felino
y le arrebató la escopeta de la mano,
—¡Quieto ahora tú!
Y el “Misterioso”, al ver que trataba de huir, oprimió el
gatillo de la escopeta.
Sonó una detonación, seguida de un grito de dolor, y el
ndochino cayó al suelo desplomado.
—¡Quieto tú!1-—le ordenó al otro indochino, que no llevaba
Más arma que una espada japonesa.
No le hizo aquél caso y huyó hasta los juncos que había en
la orilla del Arroyo.
—¡ Que disparo! ¡Que te mato !--le amenazó, de nuevo don
Juan Manuel, dispuesto a dispa
Pera el indochino ya había desaparecido.
El “Misterioso” quedóse unos mómentos indeciso, satán-
dole de semejante estado el galopar de un caballo. Arrodilló-
$0 y preparó la escopeta.
No tardó en aparecer un jihete. Este era un indígena alto
Y fuerte que iba armado con un fusil ametrallador.
“El caballo será para mí”, murmuró Aracil.
Y disparando sobre el jinete le derribó de la cabalga-
dura,
“¡El caballo! ¡El caballo! ¡He de procurar que no se me
£scape!”
Y saliendo desu escondite se lanzó decidido y cogió el,
Caballo de las bridas.
Trabajosamente, y sinmirar siquiera al jinete, que yacía
log pios del caballo, montó en éste y le hostigó.
El animal partió como un rayo y salvó con facilidad el
Arroyo, teniendo el jinete que asirse a la erin del cuadrú-
Pedo.
No:corras tanto. cabailo que vas a estrellarme,