HANA
vienen noY, ni creo que vendrán
11 ] e- 110 con
Mo y, ]
l Marcada indiferencia,
E ¿Qué les ha pasado?
Ñ 7 e 0 rs OA niy
"Que les acabo de telefonea; diciendo que nO Inc NULO
bien.
Un pesapdor de júbilo brilló en los ojos de Jordán,
Me alegro y te felicito, mi querida Isabel, porque el alma
de don Aly aro quizá sufriera mucho si viera en la quinta a
don 3 Manuel Aracil con Marilina.
Isabel se estremeció y miró con gesto de terror s Supers-
Meiogo la puerta de la alcoba,
T¿Te has asustado, niña?—le preguntó. Te has
pe pi ilida que las azucenas del jardín.
No me he asustado, amigo Jordán.
buno un silencio embarazoso, que rompió el antiguo criado
de don Alvaro.
puesto
—lsabel—dijo—, hoy tienes que desengañarme. 'Así no po-
fMos seguir ni un día más,
—Mira, Jordán, a mí las exigencias no me gustan. Te daré
sí” o el “no”, pero no en Madrid, sino en Méjico. AMÍ será
ds fácil que te quiera,
q] «
Má
—Bien-—repuso Jordán—., Te seguiró a Méjico, o adonde tú
Mieras, pero tiene que ser en seguida.
e M esta misma semana, Más pronto no podrá ser
en
pypees
80 que vender la quinta y la dehesa de Maj adabonda,
Tal vez quiera adquirirlas doña Marilina.
qe bien pudiera ser. Todo será que quiera don M:
de LAO
myuel,