Full text: [2] (2)

3140 LAURO LAURI 
-—Un vasito de te es cuestión de un minuto 
—Bien. Tráemelo. 
Tao-Mao acercóse a la lumbre y se puso a hervir el té. 
En aquel momento sonó un cuerno parecido al que usal 
los navegantes del mar Amarillo. Juan Aracil as omóse a la 
puerta y vió dos juncos chinos tripulados por cuatro hombres 
cada uno. Aquellos hombres les buscaban. Uno de ellos er 
Fray Bernardo. 
El doctor formó con las manos un embudo y llevándoselas 
a la boca le llamo: 
—¡Fray Bernardo! ¡Aquí! ¡Aquí! 
Tao-Mao cogió una toalla y subiéndose en una roca Om" 
pezó a agitarla, 
El cuerno volvió a sonar con más fuerza, y uno de los tri" 
pulantes agitó su gorra azul. 
—Nos han visto y reman hacia nosotros—dijo el siamés. 
Y salió corriendo hasta llegar al lugar donde habían de- 
jado sujeto el tablón. Junto a éste atracó uno de los juncos, Y 
de él se alt aron a tierra Fray Bernardo y un marinero. 
El religioso abrió los brazos al ver a don Juan, y óste le 
contó todo lo que les había sucedido desde que salieron de la 
Misión. 
Al llegar al punto en que Tao-Mao tiró el cuchillo a Tal" 
gua, Fray Bernardo hizo un gesto de disgusto. 
—¿Y ha muerto?—inquirió, mirando a Tao-Mao—, ¿Has 
matado a un hombre? 
—Que nos quería matar a los cuatro. 
Don Juan le tranquilizó diciéndole que el chino no había 
muerto. 
—No sé si operarle aquí o llevarle a la Misión, donde podría 
anestesiarle.
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.