j LA 'EEY DEE“AMOR 3151
A,
Mntena en un lazareto. El oficio tampoco llegó a la residencie
y . pe . q. , .
del Gobierno. Y los indios se guían muriendo,
1 Una mañana don Juan sintió varios escalofrios.
PA Jesús mío, no por mí, sino por ellos! ¡Por ellos, que que:
Varian sin asistencia! ¡Por ellos, Señor!
Y miró al infinito azul implorando la divina misericordia,
No dijo 'nada a los misioneros ni 414 Hermana Mercedes.
llegar la noche les dijo que por el bien de Tos enfermos
Úebía descansar una hora.
No sé lo que'me: pasa. Noto que mis fuerzas se agotan
dr momentos. |
Mercedes le miró, viendo que estaba muy pálido.
“Tesús mío, que no le ataque el cólera!”, rogó, mientras
Mimirada se clavaba en una imagen de Jesús Nazareno.
Don Juan se acostó y a los pocos momentos le dió el pri.
Mer vómito, que le trastornó por completo el estómago.
Mercedos le dió una cucharada de una medicina muy efi.
%2 para combatir el terrible'mal.
=¡Qué frío siento, Hermana Mercedes!—dijo don Juan,
La abnegada mujer le puso una botella de 'água caliente
los pies y le arropó con varias mantas.
Es inútil... Todo es inútil—tartamudés dando dienté con
nte. El cólera acaba de atacarme. Nó lo siento por mí,
09 por los enfermos y por los abnegados misioneros, ¡Qué
“O siento, madre mía!
Quedóse aletargado, pero volvió en sf a las doce de la
¡il vómito, Hermana Mercedes!
ue no puedo aguan-
Miró en torno suyo y vió que estaba solo. N
Urro e E
Lienen que -acudir a todos los atacados. Es muy hu-
ano”
, musitó el infeliz